HABILIDADES SOCIALES QUE ADQUIEREN TUS HIJOS GRACIAS AL DEPORTE

El deporte y las competencias personales

¿Tus hijos ya están practicando algún deporte? De ser así, van por el camino correcto a desarrollar habilidades sociales importantes para su vida en sociedad, en el colegio e incluso en su futuro.

No esperes que pase el tiempo, habla con tus niños, pregúntales cuál es el deporte o actividad física que prefieren y de esta manera empezar a practicarlo. Esto mejorará sus habilidades deportivas y fortalecerá sus competencias personales.

1. Trabajo en equipo

Cuando tus hijos practican deportes como el fútbol, baloncesto o voleibol, descubren que su papel es muy importante para el resto del grupo. Con la práctica y los partidos de preparación, aprenden que deben dar lo mejor de sí, no solo para ganar individualmente, sino para que el equipo entero llegue a la victoria.

Esta habilidad será valiosa para el futuro de tus pequeños, ya que entenderán que los trabajos en el colegio que se realizan en parejas o grupos, requerirán de su mayor esfuerzo, a la vez que, el empeño que le ponga a su trabajo u objetivos tendrá la misma inyección de energía que practicando un deporte.

2. Confianza en sí mismos

El deporte permite que los niños aprendan de sus fortalezas y habilidades sociales. Al descubrir que son muy buenos para el ciclismo o el patinaje, entienden que tienen cualidades positivas. Esto también conlleva a que las sigan fortaleciendo y a no conformarse.

Esta competencia será importante para resolver problemas que les aquejen en la vida diaria, utilizando el conocimiento que ya tienen o disponiendo de todas sus habilidades en pro de solventar una situación.

3. Superar los errores

Tanto en los deportes grupales como individuales, los niños se enfrentan a retos y dificultades que podrían jugarles en contra. Sin embargo, éstas inciden de buena manera en su comportamiento, ya que posibilitan un manejo desde temprana edad, sobre las derrotas.

El aprendizaje que queda tras perder un partido de fútbol por un gol o una carrera de atletismo por 5 segundos, lleva a que tus pequeños sepan cómo superar en la próxima ocasión esas derrotas. Esta es una lección que quedará para toda la vida. Recuerda que dentro de tu rol como papá, debes brindarles todo tu apoyo y guiarlos para sacarle provecho a las adversidades.

4. Liderazgo y capitanía

Una de las mejores habilidades sociales que trae el deporte es el liderazgo. Pese a que los deportes en grupo funcionan por el trabajo en equipo, en toda ocasión hará falta un líder, alguien que lleve a todos al camino a la victoria.

Esta competencia la desarrollan tus hijos cuando se enfocan en sus objetivos y quieren ganar los torneos de la disciplina que aman. Aunque dicen que los líderes nacen, también se hacen y el deporte es un medio para eso, con compromiso, aprendizaje de los errores y amor por el equipo.

5. Estrategia y comunicación

Estas habilidades sociales derivan del liderazgo. Cuando un pequeño se enfrenta a la adversidad, descubrirá que no solo sus competencias deportivas o sus esfuerzos serán suficientes para afrontarlas.

El valor estratégico viene del conocimiento y la experiencia. Un líder que trabaja en equipo o construye su propio camino aprende de lo que le dicen sus compañeros, los escucha y luego, basado en ello, lee el contexto para formular una posible estrategia.

Por ejemplo, si tus hijos son tenistas, harán una táctica contra su oponente, descubrirá que si usa una bola rápida o le pega con mayor efecto será poco probable que pueda ser alcanzada por el contrincante.

En las habilidades sociales, igual que en las físicas, la alimentación juega un papel importante, dale a tus hijos alimentos llenos de energía como MILO®. Un cuerpo sano permite una mente tranquila y este es el paso principal para un desarrollo social óptimo; además de ser una excusa para compartir con los amigos, MILO® puede unir nuevas amistades.

Cuando un niño se compromete y continúa practicando, asemeja la labor de un adulto en la sociedad. Por eso es importante el diálogo con tus hijos, que empiecen a relacionar su disciplina con su vida, siempre teniendo como punto de partida la voz de la experiencia de los padres y fortaleciendo las habilidades sociales.